3 de febrero de 2014

Sabor a verano en pleno invierno

Estos días el tiempo no está siendo demasiado agradable, ni para una escandinava, que ya está muy acostumbrada al clima más cálido de estas tierras. Pero la comida nos puede llevar a dónde queramos, por sus sabores y los recuerdos que nos traen, y el otro día por un momento fue verano. En los países nórdicos el verano sabe a fresas - y frambuesas, moras, arándanos, guisantes frescos y patatas nuevas, entre otras cosas. Pero el sabor a fresas me trae siempre tan buenos recuerdos. 8 años después y todavía me cuesta aceptar que no pueda disfrutar de un buen pastel de fresas dulces, suculentas y recién recogidas para mi cumpleaños en pleno mes de julio.

Aquí la temporada de fresas acaba de empezar y aunque las mejores todavía están por llegar, el fin de semana pasada decidí hacer un cheesecake de fresas para llevar a una comida con amigos. Me apetecía el sabor a fresa, y las fresas que encontré estaban bastante dulces y sabrosas. El día de la comida hacía muy bueno y pudimos estar al aire libre, y con el pastel de fresas como punto final a una comida agradable, el encuentro realmente fue un momento de sabor a verano en pleno invierno.

Si vaís soñado con mejores condiciones meteorológicas, os invito a escaparos un momento con esta receta, dulce y refrescante a la vez.
Britta

Cheesecake de fresas

Ingredientes

Masa:
100 gr de mantequilla derretida
200 gr de galletas de avena bien machacadas

Relleno:
4 láminas de gelatina neutra
400 gr de fresas en daditos
85 gr de azúcar
200 gr de queso de untar natural
3 dl de nata de montar
1/2 dl de zumo de limón recién exprimido

Decoración:
100 gr de fresas en cuartos
ralladura de limón

Preparación:
En un molde desmontable (aproximadamente 22 cm de diámetro) pon papel de horno sobre la base y fija el papel cerrando el anillo. Mezcla bien las galletas y la mantequilla y pon la mezcla en el molde, apretando bien para que quede compacta. Deja que se solidifique mientras se prepara el relleno.

Añade el azúcar a las fresas. Deja la gelatina en agua fría durante 10 minutos. Mezcla el queso untable con 1/2 dl de la nata líquida, y bate el resto de la nata hasta conseguir una nata montada suave. Mezcla las fresas con su jugo, el queso con nata y la nata montada. Saca la gelatina del agua sin escurrir fuerte y derretir al baño maría. Enfríala después con el zumo de limón y añádela a la mezcla de fresas. Vierte todo sobre la base de galletas y pon el pastel en la nevera durante un mínimo de 4 horas.
Antes de servir desmonta el molde y pon el pastel en una bandeja. Decora con fresas y ralladura de limón o hojas de menta.

Trucos:
  • El pastel se puede preparar el día anterior.
  • Si quieres darle un toque fresco al pastel, le puedes añadir un poco de ralladura de limón al relleno también.
  • Puedes sustituir la decoración de ralladura de limón por hojitas de menta fresca cortaditas.
  • Si te llevas el pastel a una comida, mejor dejarlo en el molde durante el viaje y decorarlo en el momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario